La sonrisa es un pequeño gesto poderoso y fundamental para el bienestar y la salud de las personas, y un mecanismo antiestrés muy efectivo. En el marco del Día Mundial de la Sonrisa, el filósofo José Antonio Marina y el psiquiatra Luis Rojas Marcos han debatido su valor
Ayer en la Casa de América, Marina y Rojas Marcos ofrecieron su visión sobre los diversos niveles en los que incide el gesto de sonreír, que resaltaron como un acto comunicativo de bienestar que aporta múltiples beneficios y protege la salud física y mental.
La visión del psiquiatra
El psiquiatra destacó la conexión fisiológica de doble dirección que existe entre las emociones y los gestos faciales.
“Hoy sabemos con certeza que la sonrisa puede ser tanto el resultado como la causa de reacciones químicas en el cerebro que producen emociones positivas”, añadió.
“No sólo exteriorizamos nuestro estado de ánimo con la sonrisa, sino que la sonrisa termina por producir en nosotros sentimientos positivos genuinos: sonreímos porque estamos alegres y estamos alegres porque sonreímos”, expuso este experto, afincado en Nueva York.
Rojas Marcos abundó en que “la sonrisa es un mecanismo antiestrés muy efectivo”, ya que “fortifica nuestro sistema inmunitario, fomenta en nosotros estados emocionales saludables y estimula las relaciones gratificantes con los demás”. “¿Se puede pedir más?”, se preguntó.
La visión del filósofo
Marina, por su parte, aportó la visión sociológica de los beneficios de la sonrisa y de qué manera ésta actúa en las relaciones interpersonales.
“La sonrisa es un signo expresivo de bienestar que fomenta la sociabilidad y favorece la comunicación entre las personas. Es uno de los pocos gestos que es común a todas las culturas”, manifestó.
El filósofo explicó el significado que socialmente tiene la sonrisa: “Este gesto demuestra que se acoge amablemente a la otra persona y que existe una voluntad de comunicación. La sonrisa fomenta la confianza y permite crear un entorno seguro”.
Esgrimió que “la cultura de la sonrisa” podría ser un buen antídoto para una sociedad en tensión como la actual, en la que las relaciones se han endurecido por el ajetreado ritmo de vida, el estrés y las dificultades cotidianas.
EFE
Ayer en la Casa de América, Marina y Rojas Marcos ofrecieron su visión sobre los diversos niveles en los que incide el gesto de sonreír, que resaltaron como un acto comunicativo de bienestar que aporta múltiples beneficios y protege la salud física y mental.
La visión del psiquiatra
El psiquiatra destacó la conexión fisiológica de doble dirección que existe entre las emociones y los gestos faciales.
“Hoy sabemos con certeza que la sonrisa puede ser tanto el resultado como la causa de reacciones químicas en el cerebro que producen emociones positivas”, añadió.
“No sólo exteriorizamos nuestro estado de ánimo con la sonrisa, sino que la sonrisa termina por producir en nosotros sentimientos positivos genuinos: sonreímos porque estamos alegres y estamos alegres porque sonreímos”, expuso este experto, afincado en Nueva York.
Rojas Marcos abundó en que “la sonrisa es un mecanismo antiestrés muy efectivo”, ya que “fortifica nuestro sistema inmunitario, fomenta en nosotros estados emocionales saludables y estimula las relaciones gratificantes con los demás”. “¿Se puede pedir más?”, se preguntó.
La visión del filósofo
Marina, por su parte, aportó la visión sociológica de los beneficios de la sonrisa y de qué manera ésta actúa en las relaciones interpersonales.
“La sonrisa es un signo expresivo de bienestar que fomenta la sociabilidad y favorece la comunicación entre las personas. Es uno de los pocos gestos que es común a todas las culturas”, manifestó.
El filósofo explicó el significado que socialmente tiene la sonrisa: “Este gesto demuestra que se acoge amablemente a la otra persona y que existe una voluntad de comunicación. La sonrisa fomenta la confianza y permite crear un entorno seguro”.
Esgrimió que “la cultura de la sonrisa” podría ser un buen antídoto para una sociedad en tensión como la actual, en la que las relaciones se han endurecido por el ajetreado ritmo de vida, el estrés y las dificultades cotidianas.
EFE
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