Ambas verduras son ricas en agua y fibra pero en cuestión de nutrientes son muy distintas. Te contamos las propiedades de estos dos clásicos de las ensaladas verdes.
A la hora de hacernos una ensalada, junto con la lechuga y el tomate, tanto los canónigos como la rúcola son dos ingredientes que han comenzado a ser habituales. Pero las propiedades de ambas plantas son bien diferentes. Te las desgranamos.
CANÓNIGOS
Aunque te parezca increíble, con 100 g de canónigos cubres el 12% de la cantidad diaria de ácidos grasos Omega 3, y además, te aportan sólo 19 calorías. Esta verdura juega un papel primordial en el desarrollo del cerebro, asegura el buen funcionamiento del sistema cardiovascular y nutre la piel.
Los canónigos son ricos en calcio (93 mg/100 g), mucho más que la mayoría de las verduras, que contienen entre 30 y 40 mg, pero bastante menos que la rúcola. Aquellos que quieran aumentar su masa ósea pueden tomarla en ensalada con quesos, que también aportan gran cantidad de calcio, aunque tienen más calorías.
Además, son ricos en Vitamina C, 38 mg por cada 100 g, lo que supone unas dos terceras partes de la cantidad diaria recomendada y también tiene Vitamina E y betacarotenos. A esto hay que añadir que contiene potasio, manganeso y fósforo en buenas cantidades y por su alto contenido en clorofila, aportan vitalidad. Esta verdura protege de forma eficaz contra los radicales libres y ayuda a luchar contra el envejecimiento celular.
RÚCOLA
Es un poco más calórica que los canónigos, unas 25 calorías por 100 g, pero sigue representando una cantidad nimia. Y no contiene tantos ácidos grasos Omega 3 como los canónigos.
Tiene un sabor muy característico, un pelín amargo, por eso no es del gusto de todos los paladares, pese a que en la última década ha irrumpido con fuerza en los hogares españoles. En ensalada se lleva muy bien con el aceite de oliva, rico en ácidos grasos esenciales, pero también puede consumirse cocinada a la manera italiana, para consumir con pasta, carpaccio e incluso en pizza.
Como la mayoría de las crucíferas (berro, espinacas, coliflor…) la rúcola contiene una buena dosis de calcio, unos 160 mg por cada 100 g, algo inusual en una verdura, lo que supone la misma cantidad que un yogur o un vaso de leche. Además, nuestro organismo absorbe muy bien el calcio de origen vegetal.
La rúcola es un poco menos rica en vitaminas antioxidantes C y E y en betacarotenos que los canónigos. Sin embargo, tiene una cantidad apreciable de selenio, 0,3 mg por cada 100 g, lo que representa la totalidad de la cantidad diaria recomendada. El selenio es un mineral que actúa como antioxidante y es uno de los mejores nutrientes antiedad que podemos incluir en nuestra alimentación.
Se la considera un superalimento y es de los vegetales que más proteínas presenta, 2,6 g por cada 100 g) y también vitamina K, clave en la prevención de hemorragias y una ayuda para mantener los huesos fuertes (forma su tejido).
A la hora de hacernos una ensalada, junto con la lechuga y el tomate, tanto los canónigos como la rúcola son dos ingredientes que han comenzado a ser habituales. Pero las propiedades de ambas plantas son bien diferentes. Te las desgranamos.
CANÓNIGOS
Aunque te parezca increíble, con 100 g de canónigos cubres el 12% de la cantidad diaria de ácidos grasos Omega 3, y además, te aportan sólo 19 calorías. Esta verdura juega un papel primordial en el desarrollo del cerebro, asegura el buen funcionamiento del sistema cardiovascular y nutre la piel.
Los canónigos son ricos en calcio (93 mg/100 g), mucho más que la mayoría de las verduras, que contienen entre 30 y 40 mg, pero bastante menos que la rúcola. Aquellos que quieran aumentar su masa ósea pueden tomarla en ensalada con quesos, que también aportan gran cantidad de calcio, aunque tienen más calorías.
Además, son ricos en Vitamina C, 38 mg por cada 100 g, lo que supone unas dos terceras partes de la cantidad diaria recomendada y también tiene Vitamina E y betacarotenos. A esto hay que añadir que contiene potasio, manganeso y fósforo en buenas cantidades y por su alto contenido en clorofila, aportan vitalidad. Esta verdura protege de forma eficaz contra los radicales libres y ayuda a luchar contra el envejecimiento celular.
RÚCOLA
Es un poco más calórica que los canónigos, unas 25 calorías por 100 g, pero sigue representando una cantidad nimia. Y no contiene tantos ácidos grasos Omega 3 como los canónigos.
Tiene un sabor muy característico, un pelín amargo, por eso no es del gusto de todos los paladares, pese a que en la última década ha irrumpido con fuerza en los hogares españoles. En ensalada se lleva muy bien con el aceite de oliva, rico en ácidos grasos esenciales, pero también puede consumirse cocinada a la manera italiana, para consumir con pasta, carpaccio e incluso en pizza.
Como la mayoría de las crucíferas (berro, espinacas, coliflor…) la rúcola contiene una buena dosis de calcio, unos 160 mg por cada 100 g, algo inusual en una verdura, lo que supone la misma cantidad que un yogur o un vaso de leche. Además, nuestro organismo absorbe muy bien el calcio de origen vegetal.
La rúcola es un poco menos rica en vitaminas antioxidantes C y E y en betacarotenos que los canónigos. Sin embargo, tiene una cantidad apreciable de selenio, 0,3 mg por cada 100 g, lo que representa la totalidad de la cantidad diaria recomendada. El selenio es un mineral que actúa como antioxidante y es uno de los mejores nutrientes antiedad que podemos incluir en nuestra alimentación.
Se la considera un superalimento y es de los vegetales que más proteínas presenta, 2,6 g por cada 100 g) y también vitamina K, clave en la prevención de hemorragias y una ayuda para mantener los huesos fuertes (forma su tejido).
No hay comentarios:
Publicar un comentario