Para tener el colesterol a raya y que tu paladar disfrute no hay nada mejor que comer pescado azul. Lo conseguirás gracias a los ácidos Omega 3 y a las posibilidades culinarias de estos pescados, tan buenos para el corazón.
Los pescados azules son los que más grasa contienen y en el caso de las sardinas, ésta puede representar el 10% de su peso total. Esto se traduce en que esta clase de peces (todos ellos con la cola en forma de V) tienen altos niveles de ácidos grasos poliinsaturados, que son altamente beneficiosos para la prevención de las enfermedades cardiovasculares.
También se ha comprobado que estos ácidos grasos reducen la presión arterial y la viscosidad sanguínea.
Pero, además, el pescado azul es rico en vitaminas (A, D, E y B12), elementos minerales (sodio, potasio, calcio y yodo) y proteínas que contienen aminoácidos muy necesarios para los niños en crecimiento y para las mujeres embarazadas.
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