Si hay algo que nunca deja de maravillarnos de los niños es la
energía que derrochan y su rápido y espectacular crecimiento. Y es que
los niños ni paran, ni paran de crecer. Por eso, su dieta debe ser completa y variada, compuesta por aquellos alimentos que favorecen la reposición de energía y su desarrollo corporal.
Es
evidente que cada niño deberá comer en función de su complexión y de su
estado de salud, aconsejando por su pediatra si es lo ideal para los
pequeños es que realicen:
• 5 comidas al día (desayuno muy completo, tentempié a media mañana, almuerzo, merienda y cena).
• Una alimentación basada en hidratos de carbono, presentes en alimentos como el pan, la pasta, los cereales, las legumbres y las patatas. El consumo de éstos debería ser de 3 a 5 raciones diarias, ya que son la gasolina que necesita para cubrir su alto gasto de energía diario.
• Incluyas también en sus comidas 2 raciones de pescado o carne diarias (fuente de proteínas), 2 ó 3 raciones de lácteos (gran fuente de calcio), de 4 a 5 tomas de frutas y verduras (vitaminas y sales minerales) y una ligera cantidad de grasas (otra fuente de energía) preferiblemente en forma de aceite de oliva.
• Además, recuerda que la ingesta de agua también es imprescindible para los pequeños terremotos.
Como consejo final… Ten en cuenta que la imaginación
es el mejor ingrediente para las recetas de tu hijo. Camuflando los
alimentos que no le gusten con otros que le chiflen y presentando los
platos de forma divertida conseguirás que tu niño coma de todo en su justa medida, que es la clave fundamental para una correcta alimentación.
Recuerda que si desde pequeño adquiere unos hábitos alimentarios
saludables tu hijo estará haciendo una inversión de futuro para su
salud, previniendo aquellos trastornos alimentarios que se detectan
actualmente entre la población adulta.
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