MADRID, 6 Ago. (EUROPA PRESS) -
La ingesta de menos calorías y el consumo de dos litros y medio de agua ayuda previene la deshidratación y los golpes de calor en las personas mayores, según ha asegurado el director del Programa de Geriatría del Hospital Universitario de Bellvitge, Francesc Formiga.
Y es que, con el aumento de las temperaturas, las personas mayores tienen más riesgo de sufrir hipertermia dado que ésta se desencadena cuando los mecanismos de regulación térmica del organismo no pueden responder a las altas temperaturas. Un episodio que tiene "graves repercusiones" que pueden llevar a un "fracaso orgánico irreversible".
"Los síntomas de la hipertermia son diversos y algunos inespecíficos, tales como dolor de cabeza, sensación de boca seca y pastosa, náuseas, vómitos, mareos, escalofríos, desorientación, piel seca y enrojecida y disminución de la respuesta, hasta llegar a una posible pérdida de conciencia", ha explicado Formiga.
Por ello, y con el objetivo de prevenir estas situaciones, los expertos recomiendan ingerir muchos líquidos y llevar a cabo una dieta diferente de la que normalmente siguen durante el periodo otoño-invierno.
"No se trata de comer menos en verano, sino de seguir una dieta que signifique la ingesta de menos calorías y una mayor hidratación. Para conseguir el equilibrio entre la cantidad de líquido que entra y el que sale del organismo hay que beber entre dos y dos litros y medio litros de líquido gradualmente a lo largo del día, con más frecuencia por la mañana y la tarde que no por la noche, para evitar la incontinencia nocturna", ha apostillado el especialista.
Asimismo, es aconsejable hacer comidas ligeras y evitar la exposición al sol, sobre todo en las horas de mayor intensidad --de 12.00 horas a 16.00 horas-- y cuando la humedad relativa es superior al 60 por ciento.
Cabe recordar que la falta de sed es engañosa, por lo que se debe consumir agua, infusiones o zumos de frutas aunque no se tenga la sensación de sed, y evitar el consumo de bebidas alcohólicas aunque se tenga la sensación incorrecta que hacen disminuir la sed.
Por otra parte, el director de la Atención Primaria del Delta de Llobregat, Jordi Monedero, ha recordado que cuando la temperatura exterior es "muy alta" y las pérdidas de líquidos no se reemplazan de forma adecuada se produce una situación de deshidratación, la tensión arterial baja y aparece la sensación de debilidad e, incluso, de calambres musculares.
"Si esta situación no se corrige a tiempo se pierde la capacidad de sudoración y la piel presenta un aspecto seco y enrojecido, la temperatura corporal sube progresivamente hasta cifras que superan los 40 grados, se entra en hipertermia y si este proceso continúa, se puede llegar a una situación de choque en la que se produce un fallo de los distintos órganos, convulsiones y coma", ha comentado, para avisar de que durante las olas de calor, la mortalidad por golpe de calor puede llegar a superar el 70 por ciento de todos los casos.
Y es que, con el aumento de las temperaturas, las personas mayores tienen más riesgo de sufrir hipertermia dado que ésta se desencadena cuando los mecanismos de regulación térmica del organismo no pueden responder a las altas temperaturas. Un episodio que tiene "graves repercusiones" que pueden llevar a un "fracaso orgánico irreversible".
"Los síntomas de la hipertermia son diversos y algunos inespecíficos, tales como dolor de cabeza, sensación de boca seca y pastosa, náuseas, vómitos, mareos, escalofríos, desorientación, piel seca y enrojecida y disminución de la respuesta, hasta llegar a una posible pérdida de conciencia", ha explicado Formiga.
Por ello, y con el objetivo de prevenir estas situaciones, los expertos recomiendan ingerir muchos líquidos y llevar a cabo una dieta diferente de la que normalmente siguen durante el periodo otoño-invierno.
"No se trata de comer menos en verano, sino de seguir una dieta que signifique la ingesta de menos calorías y una mayor hidratación. Para conseguir el equilibrio entre la cantidad de líquido que entra y el que sale del organismo hay que beber entre dos y dos litros y medio litros de líquido gradualmente a lo largo del día, con más frecuencia por la mañana y la tarde que no por la noche, para evitar la incontinencia nocturna", ha apostillado el especialista.
Asimismo, es aconsejable hacer comidas ligeras y evitar la exposición al sol, sobre todo en las horas de mayor intensidad --de 12.00 horas a 16.00 horas-- y cuando la humedad relativa es superior al 60 por ciento.
Cabe recordar que la falta de sed es engañosa, por lo que se debe consumir agua, infusiones o zumos de frutas aunque no se tenga la sensación de sed, y evitar el consumo de bebidas alcohólicas aunque se tenga la sensación incorrecta que hacen disminuir la sed.
Por otra parte, el director de la Atención Primaria del Delta de Llobregat, Jordi Monedero, ha recordado que cuando la temperatura exterior es "muy alta" y las pérdidas de líquidos no se reemplazan de forma adecuada se produce una situación de deshidratación, la tensión arterial baja y aparece la sensación de debilidad e, incluso, de calambres musculares.
"Si esta situación no se corrige a tiempo se pierde la capacidad de sudoración y la piel presenta un aspecto seco y enrojecido, la temperatura corporal sube progresivamente hasta cifras que superan los 40 grados, se entra en hipertermia y si este proceso continúa, se puede llegar a una situación de choque en la que se produce un fallo de los distintos órganos, convulsiones y coma", ha comentado, para avisar de que durante las olas de calor, la mortalidad por golpe de calor puede llegar a superar el 70 por ciento de todos los casos.
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