LA NUTRICION POR EDADES "LA BULIMIA NERVIOSA "RADIO CORAZON Y VIDA

El adolescente que sufre de bulimia nerviosa come en secreto grandes cantidades de alimentos entre las comidas y, al darse cuenta, para evitar aumentar de peso se provoca el vómito, utiliza laxantes, diuréticos y, en algunos casos, practica ayuno.
 
Es un trastorno de dos a cuatro veces más frecuente que la anorexia nerviosa. Son personas que consumen grandes cantidades de comida en un intervalo corto de tiempo, normalmente de alto valor energético, pudiendo llegar a consumir hasta 5.000 kilocalorías de una sola ingesta. Después, se sienten mal consigo mismos y necesitan arreglar la situación deshaciéndose de todo lo que han comido, es decir, vomitando. También suelen recurrir a laxantes y diuréticos. Es un trastorno más silencioso porque en compañía comen con normalidad y su peso no tiene porqué estar por debajo de lo normal.
 
Existen señales físicas que advierten sobre este problema: erosión del esmalte dental e incluso de las paredes del esófago (debido al paso repetido del vómito), cara hinchada por la inflamación de las glándulas salivales o cicatrices en los dedos por haberse inducido el vómito continuamente.
 
El adolescente que sufre de bulimia nerviosa no come por hambre ni por el afán de picotear. La bulimia a veces se asocia con la obesidad o el sobrepeso, pero tambien puede adoptar una forma en el que el peso corporal normal se mantiene a pesar de que el adolescente ayune, vomite o utilice laxantes o diuréticos. Si notas que tu hijo adolescente consume grandes cantidades de comida y luego no come durante mucho tiempo o va enseguida al lavabo a deshacerse de la comida puede que tu adolescente padezca de bulimia nerviosa.
 
 
En el caso de que tu hijo adolescente padezca bulimia conviene saber que:
  • El tratamiento de la bulimia nerviosa requiere atención psicológica y física, además de todo tu apoyo y el de todos los que rodean a tu adolescente.
  • Por su bien, si tu hijo presenta un grado extremo de bulimia debe ser hospitalizado o aislado de su entorno habitual para que pueda someterse a un tratamiento clínico.
  • No pongas a régimen tu hijo. Lo importante es reeducarle para que adquiera hábitos alimentarios saludables.

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