LA NUTRICION POR EDADES "TRASTORNO DEL SUEÑO EN ADOLESCENTES" RADIO CORAZON Y VIDA

Entre los diferentes trastornos del sueño, existe uno que se da con mayor preponderancia entre los adolescentes. Se trata del Síndrome de Somnolencia Diurna Excesiva  (SDE), el cual alcanza a un 5% de la población general y se eleva a un 20% en el segmento de los jóvenes de entre 15 y 20 años.

La somnolencia excesiva, tal como su nombre lo explica, se observa en aquellas personas que demuestran una necesidad de dormir superior al promedio esperable. Asumiendo que a partir de la adolescencia y hasta la edad adulta, bastarían unas siete u ocho horas de sueño para que éste sea reparador y permita el correcto funcionamiento del cuerpo y mente durante el estado de vigilia, quienes sufren de somnolencia excesiva, duermen más de 9 o 10 horas y, aún así, mantienen un estado de somnolencia durante el día. Es el caso de muchos adolescentes, que duermen cerca de 10 horas diarias y, aún así, permanecen cansados durante el día, por eso se les ha llamado generación marmota. Si bien este fenómeno se puede ver acentuado durante el período de vacaciones, en el que los jóvenes acostumbran a acostarse muy tarde y dormir hasta muy tarde, cuando vuelven a la rutina y persisten con esta misma alteración, se trataría entonces de un trastorno de hipersomnia.
Es decir que, a pesar de tener un sueño nocturno prolongado, éste no lograría cumplir con la función de restablecer el nivel de alerta y vigilia, por lo que estos jóvenes aparecen siempre adormilados, durmiéndose en clase y teniendo elevados niveles de ausentismo cuando entran a la universidad.
Hoy día se sabe que la somnolencia diurna excesiva puede estar asociada a cambios hormonales, a cambios del reloj biológico, así como a síntomas depresivos no diagnosticados. Sin embargo existe un grupo de adolescentes que, por causas desconocidas, mantienen esta somnolencia excesiva, la cual altera severamente la vida, los estudios, el trabajo y  la vida social.

Es por ello que la comunicación con los hijos es clave. Y es que un hijo somnoliento no siempre responde a un asunto de decaimiento. Puede tratarse de un trastorno del sueño, el que es necesario diagnosticar y tratar apropiadamente con un especialista.

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