COLESTEROL EN LOS NIÑOS "CUIDA TU SALUD" RADIO CORAZON Y VIDA

Un gran problema que también afecta a los más pequeños

Cuando se habla de colesterol, normalmente se piensa en un adulto con problemas de peso y unos hábitos de vida poco saludables. Sin embargo, este trastorno alimenticio no es exclusivo de las personas mayores. De hecho, en los últimos años, diversos estudios revelan un aumento de este mal en los niños, con los consiguientes riesgos para su salud (como diabetes e hipertensión, por ejemplo).

Según los especialistas, la genética es uno de los principales aspectos que puede provocar la aparición de colesterol, por lo que aquellos niños con antecedentes familiares deben ser controlados desde muy temprana edad, preferiblemente a partir de los dos años.

Otro factor importante es el alto porcentaje de niños que sufren sobrepeso u obesidad debido a los malos hábitos alimenticios y la escasa práctica de actividad física. En este punto, los médicos recomiendan como primera medida reducir el peso mediante una alimentación baja en grasas saturadas (que no aporten más del 10% del total de calorías diarias) y una vida más activa.


En términos más prácticos, la dieta de un niño con hipercolesterolemia debe hacer un especial énfasis en los lácteos descremados, los aceites vegetales –principalmente de oliva o soja- y las carnes blancas como pavo, pollo o pescado. A esto, se debería sumar un consumo adecuado de frutas, verduras y cereales, que aportan una buena dosis de fibra dietética, sustancia que contribuye a disminuir los niveles de colesterol en sangre.
Para tener en cuenta...
En el funcionamiento normal y correcto de nuestro organismo, los lípidos o las grasas juegan un rol importantísimo, ya que son un componente fundamental en la estructura y actividad de las células e interviene en la síntesis de una gran cantidad de hormonas. El colesterol es uno más de estos lípidos, pero el problema se origina cuando se acumula en exceso.

Según los especialistas, los niveles normales de colesterol en los niños y adolescentes deben ser inferiores a 170 mg/dl. Es decir, una cifra más baja que la de los adultos, en los que un valor de 200 mg/dl es lo deseable.

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