“El agua es vida”.
Esta afirmación, que puede parecer simple y metafórica, es una verdad absoluta. Y es que el agua es un componente esencial en la existencia de todos los seres vivos, ya que nuestro organismo no puede dejar pasar varios días sin beber agua, a diferencia de lo que ocurre con los alimentos.
Esta afirmación, que puede parecer simple y metafórica, es una verdad absoluta. Y es que el agua es un componente esencial en la existencia de todos los seres vivos, ya que nuestro organismo no puede dejar pasar varios días sin beber agua, a diferencia de lo que ocurre con los alimentos.
Por otro lado, si consideramos que el agua
representa las dos terceras partes del peso corporal humano (proporción
que varía según el sexo y la edad), es fácil comprender la relevancia
que tiene en el funcionamiento de nuestro cuerpo.
El agua
que ingerimos participa en el transporte de nutrientes al interior de
las células, posibilita la eliminación de sus desechos, es el medio
donde se encuentran disueltos los líquidos corporales -como la sangre,
la saliva, la orina y las secreciones digestivas-, contribuye a dar
forma a las células gracias a la presión que ejerce sobre ellas y
mantiene constante la temperatura corporal, entre otras importantes
funciones. Sin embargo, y a pesar de lo trascendente que resulta, el
organismo no tiene capacidad para almacenar agua, por lo que es necesario reponerla constantemente. Afortunadamente, existe un mecanismo que nos advierte de que necesitamos tomar agua
en un momento determinado: la sed. Pero ésta inequívoca señal de alarma
revela que ya ha comenzado a producirse un cierto nivel de
deshidratación en nuestro organismo, por lo que es recomendable tener el
hábito de beber agua con frecuencia, y no sólo cuando sentimos la imperante necesidad de hacerlo.
El cuánto y el cómo
Cuando consideramos la importancia del consumo adecuado de agua, solemos preguntarnos cuánta agua debemos beber y cómo beberla para llevar unos hábitos de vida saludables. Lo cierto es que para responder a esta duda es necesario tener en cuenta algunas consideraciones.
En un individuo promedio, se estima que el consumo requerido de agua
es de alrededor de dos litros y medio al día, considerando la contenida
en los alimentos (que representa alrededor de un litro) y la que se
ingiere como bebida (que debería ser, aproximadamente, de un litro y
medio). No obstante, esta indicación varía de una persona a otra en
función del estado fisiológico y las condiciones ambientales: quienes
tienen problemas de retención de líquidos suelen recibir recomendaciones
especiales, y en los climas calurosos o excesivamente húmedos el consumo de agua debe ser más elevado de lo habitual.
Por otra parte, existen ocasiones particulares que obligan a aumentar la el consumo de agua
habitual, debido a que las pérdidas que se producen son mayores que las
registradas en condiciones normales. Por ejemplo, después de la
práctica de ejercicio físico, durante el período de lactancia, en el
transcurso de un cuadro febril y en caso de vómitos y/o diarrea se debe beber más agua de lo habitual. Recuerda siempre que el agua
es la bebida más económica y sana para tu organismo, y que ingerirla de
forma adecuada te hará sentirte bien… ¡y tener mejor aspecto!
Atención a los mayoresCon la edad, la sensación de sed tiende a disminuir, pero el agua continúa siendo indispensable para mantener el buen funcionamiento de los riñones, evitar la deshidratación, regular la temperatura del cuerpo y facilitar la digestión. Como indicación general se recomienda consumir entre 8 y 10 vasos de agua diarios, dentro de los cuales se puede incluir el café, las sopas, los zumos de fruta y la leche.
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