El sexo también influye en la nutrición. Hombres y mujeres somos diferentes por lo que el modo en que el cuerpo “aprovecha” los nutrientes también tiene sus peculiaridades en función del sexo. La mujer, además, tiene unos cambios hormonales a lo largo de su vida, sobre todo, en la edad adulta.
La niña tiene más estabilidad genética que el niño desde que nace frente a la hiponutrición (desnutrición) y otras condiciones ambientales adversas. La proporción de energía utilizada por el organismo para el crecimiento, que está en proporción de la nueva masa corporal sintetizada. Cada gramo de peso ganado necesita un gasto de 5 kilocalorías en ambos sexos.
Durante la primera infancia de todos los bebés, tanto niños como niñas, los dos primeros años de vida, caracterizada por un crecimiento muy rápido, la talla aumenta de 34 a 38 centímetros, de 24 a 26 centímetros durante el primer año y de 10 a 12 en el segundo. El peso se incrementa aumenta entre 7 y 6 2,5 kilogramos y aumenta muy rápidamente el perímetro craneal.
También hay un cambio en la composición corporal: disminuye la proporción de agua, aumenta de la grasa y las proteínas. También se “consumen” más nutrientes como el potasio y el calcio pues durante estos años la alimentación ha de proporcionar la energía para favorecer el crecimiento.
Desde el tercer año hasta la llegada de la pubertad el crecimiento es constante y equilibrado. La talla aumenta cada año entre 5 y 7 centímetros y también sube el peso entre 2,5 y 3,5 kilogramos anuales.
Otra etapa en la que aparecen cambios importantes es la de la llegada de la pubertad. Con la pubertad aparecen los caracteres sexuales secundarios y es el principio del fin del crecimiento somático (corporal). cuando cesa el crecimiento somático. En esta época cambia el tamaño, la forma y la composición del cuerpo tamaño, forma y composición del organismo.