De acuerdo a la filosofía en que se basan los seguidores del Feng Shui, todos los objetos que están en nuestro hogar nos transmiten energía. No se trataría sólo de la vitalidad, en función de los materiales con que están hechos, sino también de la creencia que son pequeños cofres que guardan nuestras emociones. Así, uno de los fundamentos del Feng Shui considera que si la energía está estancada en algún lugar de nuestro entorno, puede causar al individuo conflictos físicos, mentales y/o emocionales. Y es que este arte chino, datado hace 5.000 años, se basa en el correcto flujo del chi o energía vital, que debe circular en nuestro hogar. Su equilibrio se encuentra en un punto medio entre dos polos opuestos: el ying y el yang.
Para construir un entorno positivo, el Feng Shui postula que todo lo que nos rodea se construye en base a cinco elementos: madera, fuego, tierra, metal y agua. Éstos, además, también deben encontrar armonía para que el chi sea positivo, o de lo contrario se convertirá en sha.
Si bien el Feng Shui clásico requiere de ciertos datos concretos de cada casa sobre los que trabajar, hay algunas informaciones básicas que se pueden seguir en todos los hogares:
Feng Shui en casa
- Se debería elegir una casa que tenga buena protección en la parte de atrás. Es recomendable que tenga una montaña en su parte trasera, pero en la ciudad podría tratarse de una vivienda o un edificio más alto.
- Evitar el desorden. Los escombros estancan la energía en un sitio. Por eso, la limpieza y el orden son imprescindibles para que un lugar tenga buen Feng Shui, porque permite que la energía fluya con libertad.
- Las plantas muertas, enfermas o sin vitalidad, deben ser eliminadas de la decoración.
- La puerta de entrada no debe estar bloqueada con grandes plantas o cualquier otra cosa.
- Si quieres poner espejos en el dormitorio, se recomienda instalarlos solamente dentro de los armarios. No es recomendable colgarlos en la pared o en el techo.
- Los jardines con flores y árboles perennes son benévolos, ya que se asocian con el crecimiento y son símbolos de prosperidad.
- El dormitorio es el lugar de descanso. No se recomienda tener allí ordenadores, televisores ni equipos de sonido.
- Los animales domésticos atraen energía muy vibrante (yang) para sus dueños. Ellos ayudan a mantener la energía de tu casa en movimiento, evitando así la energía negativa.
- Para atraer fortuna y buena suerte, pon una tortuga de agua dulce en la esquina norte de tu escritorio. Con una es suficiente.
- Nunca cuelgues cuadros con motivos de agua -como imágenes de ríos, cascadas y lagos- detrás de ti. Colócalos siempre adelante, porque el agua detrás de una persona simboliza las oportunidades perdidas.
- Para aumentar la vida social debes iluminar la parte sudoeste de tu casa. La mejor manera de hacerlo es colocando un bote de cristal con agua y tres velas flotantes. Es una iniciativa atractiva e ideal para las citas en sociedad.
- La orientación de la cama es recomendable hacia el norte, pues esta situación refuerza la salud y la vitalidad.
- Intenta que la vista desde la cama sea agradable, porque lo que observes desde ella influirá en tu manera de ver el mundo. Si da a un cuarto de baño, asegúrate de cerrar su puerta por la noche.
Feng Shui en la oficina
Según el Feng Shui, para que nos sintamos mejor en nuestro puesto de trabajo, las características de los muebles son determinantes.
Es conveniente que el escritorio sea amplio y espacioso, con forma de riñón o redondeada y sin esquinas angulosas. Puedes poner sobre el escritorio una figura pequeña o un objeto artístico que te ayude a activar tu energía.
Para protegernos de todo lo negativo existen algunas indicaciones. Una de las premisas de esta filosofía es que nunca se debe dar la espalda a puertas o accesos, pues éstos son equivalentes a oportunidades y también debemos protegernos de posibles traiciones tramadas a nuestra espalda.
La silla en la que nos sentamos ante el escritorio debe tener un respaldo alto que nos cubra la mayor parte de la espalda. Es aconsejable tener una pared o un mueble detrás, de esta manera quedaremos protegidos igual que una tortuga: nuestro caparazón será el respaldo de la silla o, en su defecto, la pared o mueble cumplirán el mismo rol.
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